¿Cómo la industria del tequila se puede valer de la ciencia básica?
Conexión Cinvestav
En México, alrededor de 109 mil hectáreas son sembradas con algún tipo de agave, aunque se estima que poco más de 80 por ciento corresponde a la variedad tequilana weber variedad azul, por la importancia comercial que tiene esta planta en la producción del tequila.
Esa cuantía también la ha valido ser una de las especies vegetales más estudiadas a nivel nacional e internacional, pero no solo por su valor comercial, sino por las características de amplia resistencia que tiene frente a diversos climas.
De hecho, la mayoría de los agaves se cultivan en condiciones de poca humedad a temperaturas que oscilan entre los 15 y 25 grados centígrados durante el día, y de 10 a 15 grados durante la noche. A pesar de que puedan resistir temperaturas extremas de menos tres grados o mayores de 35, la calidad de la planta puede verse mermada.
Con la intención de generar un mayor entendimiento de lo que sucede al interior de los agaves y poder mejorar su producción, el grupo de investigación encabezado por José Juan Ordaz Ortiz, de la Unidad de Genómica Avanzada (UGA-Langebio) del Cinvestav se ha dedicado a estudiar desde hace cinco años los compuestos de la planta, de manera específica los fructanos.
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